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El hartazgo no es más mi amor. Las iras, las desmesuras, la locura, conozco todos sus impulsos y desastres, me he deshecho de todo ese fardo. Apreciemos sin vértigo la extensión de mi inocencia. Ya nunca seré capaz de pedir el consuelo de una golpiza. No me creo embarcado en una boda con Jesucristo por suegro.(RIMBAUD)
2 comentarios:
Y que esas vidas se reciclen, reiventen, revienten de sesudas emociones que sensibles cuentan a través de miradas cómplices que también complicadas, complejas de dentelladas a los complejos...para mi amigo Caifán que su suculento apetito le guíe por el mejor de los caminos posibles que también imposibles, inimaginables, inagotables...
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